Las igualdades, según Macri
En medio del debate payasesco acerca de la reforma al Código contravencional para que la gente pueda denunciar "en forma preventiva" a "alguien que no conocen y les produzca algún tipo de temor", que hizo principal foco en los "trapitos" y "limpiavidrios" de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri se las ingenió para dejar una nueva perla y no pasar desapercibido en su nueva maniobra de distracción.
Resulta que este nuevo "debate" se da cuando se acerca el llamado a indagatoria por las escuchas clandestinas realizadas por funcionarios de su gestión a empresarios, políticos opositores y al propio jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
También se da cuando la Legislatura había pedido votar la interpelación del jefe de la Policía Metropolitana, Eugenio Burzaco, para que de cuenta de los escándalos que envuelven a esa institución. Finalmente, la medida no alcanzó los votos suficientes y fue descartada.
En ese contexto, y rodeado de todo su gabinete, Mauricio Macri anunció el proyecto de encarcelar a trapitos, limpiavidrios y encapuchados de la Ciudad de Buenos Aires.
El empresario devenido en político -paradójicamente, gracias a un discurso que fomenta la antipolítica- calificó la medida como un "plan de seguridad", al que no hace falta ponerle una lupa encima para entender que encierra simplificaciones profundamente discriminatorias, dada la condición socioeconómica de las personas que ejercen, en mayor medida, ese tipo de actividades.
Para el jefe de Gobierno, los vecinos con derechos son los que van montados en sus autos, y los que generan "algún tipo de temor" son los que limpian los vidrios a cambio de una moneda.
A partir de allí, su discurso se convierte en una catarata de acusaciones comunes que hace la clase media en un ámbito privado y que no corresponden a una persona pública, mucho menos si se trata del jefe de Gobierno de todos los ciudadanos que habitan tanto en Recoleta como en la Villa 31, por citar dos polos cercanos y opuestos.
En diálogo con Nelson Castro, en Radio Mitre, el periodista le dijo a Macri que su anuncio le había parecido "oportunista", dado el contexto en el que se dio y que le hacía una objeción, porque no creía que la cárcel fuera una solución, sino que habría que buscar una medida "más profunda". El cuestionamiento era claro.
La respuesta de Macri también lo fue, a pesar de haber salido desde sus entrañas: "¿Usted quiere que los matemos? No entiendo ¿qué es más profundo?", soltó con un tono burlón, como si comprendiera lo que pide la sociedad.
Nelson Castro, de rápidos reflejos, se desligó de las palabras del jefe de Gobierno. Inmediatamente, Macri también se despegó de eso y le atribuyó la frase a "la sociedad", que "últimamente está tan xenófoba y tan violenta". Luego aprovechó para comentar que ese tipo de "cosas inaplicables" fue lo que pidieron las personas a las que les tocó el timbre durante sus caminatas.
El problema que encuentra Macri en su propuesta para "profundizar" sus medidas no es el carácter criminal, sino que sea "inaplicable".
Es llamativa la mirada sobre el civismo y la democracia que tiene el autoproclamado candidato a presidente de la Nación para 2011.
This entry was posted on sábado, abril 03, 2010
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