La identidad de los barrios de la zona sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires desciende de los barcos, como la de casi todos en este país, y no de los cruzados de la conquista. A pesar de ello, las políticas porteñas de desarrollo socioeconómico insisten con enarbolar una autorrepresentación primermundista, que no tiene en cuenta la realidad de sus habitantes. 

Según las estadísticas, en el sur de la Ciudad es donde se concentran los peores índices de pobreza, desempleo, hacinamiento, desalojos y situaciones de precariedad. El proyecto de descentralización de la Ciudad tiene por objetivo, según dicen los funcionarios, saldar una deuda histórica.

De esta forma, los planes de recuperación urbana de La Boca están orientados a la explotación turística de algunos puntos específicos y la valorización del lugar para construirlo en un polo cultural de la mano del Museo-Fundación PROA y del Centro de Estudios de Arquitectura Contemporanea. La creación de los polos Tecnológico -en Parque de los Patricios- y Farmaceutico -en Villa Lugano- apuntan a captar la inversión extranjera para "revitalizar la zona".



Paradójicamente, estas industrias -que requieren mano de obra calificada- se instalan en la zona con menor densidad de Escuelas Secundarias de Educación Técnica Profesional y Universidades. 




Distribución de Universidades en la Ciudad - Ver mapa más grande



Si bien el proyecto promete "un crecimiento urbano y educativo de alto impacto en esta sociedad", los mayores beneficios parecen llevárselos los inmobiliarios. Las empresas que allí se radiquen contarán con los siguientes beneficios:
  • Estarán exentas del pago de ingresos brutos y ABL por 10 años, así como también del pago de los impuestos de sellos.
  • Tendrán la posibilidad de diferir impuestos para ser invertidos en obras, y contarán con incentivos fiscales en materia de derechos de alineación y construcciones, por un plazo de 10 años.

En cuanto a la generación de empleo, las condiciones de preparación académica ya mencionadas y la exención del pago de ABL por 10 años y el acceso a líneas de crédito con tasas preferenciales para los empleados que decidan mudarse al Distrito Tecnológico llevan a pensar en una repoblación de la zona, a la cual sus actuales habitantes asistirán como observadores y no como protagonistas.

Una vez más, la administración de Mauricio Macri inclina la balanza hacia el lado del capital y no de la sociedad. En tanto el proyecto del Polo Farmaceutico estimó una inversión de $138.284.514 y proyectó la generación de unos 550 empleos directos y otros 800 indirectos -una razón de $102.432,97 invertidos por cada uno de los 1.350 potenciales empleados-, en la vereda de enfrente redujo el proyecto del Hospital de Lugano -que daría cobertura médica a 180 mil ciudadanos- a un Centro de Salud.