Dejo una joyita de Gastón Pose. Espero que me cuenten si se les pasa alguien por la cabeza mientras escuchan.
La vas de tipo serio,
pensador, equilibrado,
minucioso, informado,
puntilloso, perspicaz;
estudiaste a los griegos
y tenés varios postgrados
y en un tono mesurado,
todo, todo me explicás.

Pero estás pa..engrupir giles,
sos maestro del engaño,
vendés liebre y es gato
y en la fiebre electoral
le das prensa a los malandras,
los tratas de iluminados,
es que ya te han arreglado
desde antes de largar.

(Estribillo)
Periodista?...qué vas a ser!!...
nunca confrontás un hecho
y le das vuelta al derecho
pa..trampearme en una ley.

Periodista ?...rajá de acá!!!
mascarita te juné,
siempre al lado del poder,
siempre el mismo carnaval.
Periodista?...qué vas a ser!!!
a lo sumo encubridor,
no te traga ni tu vieja
falso como milanesas
hechas de papel "mache".

Pero das bien en la tele
y tenés lindo chamuyo,
sos todo un orgullo
bien pensante nacional,
mirás para otro lado
cuando el rey está desnudo,
confundís con disimulo
tus deberes de informar.

Funcional, oficialista,
de ética contradictoria,
si reviso tu historia
linda tela hay pa.. cortar,
te agachaste tantas veces,
te callaste tantas otras,
te llenaste bien la boca
con tu falsa dignidad.

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Gastón Pose era guitarrista en el barrio porteño de San Telmo. En aquella época, y quizás ahora también, el tango en Buenos Aires estaba “bien muerto y enterrado”, presionado por leyes municipales que dificultaban la tan antigua práctica de la música en vivo en los bares; estaba siendo olvidado a cambio del televisor en los locales, que ofertaba fútbol: más barato y sencillo; y además, asediado por una industria musical que puertas para afuera promocionaba el tango como marca argentina pero lo marginaba en casa, dificultando la creación de nuevos talentos. En esto se encontraba Gastón, él y otros tantos músicos, tocando Garota de Ipanema a petición de turistas desorientados que apenas sabían que habían viajado al sur. En estas que, un caluroso día de Enero, alguien la oyó cantar. Era La Chitrula, una chica provinciana que se ofreció a cantar por unos mangos. “Ché, mirá la minusa, dice que canta”. Y La Chitrula entró en el mundo del tango, de la mano del propio Gastón. 

Con este planteamiento comienza la Opereta Tanguera que Gastón presenta.